25 de febrero de 2012

Cerdos generosos pero demasiado extraños


A pesar de encabezar la lista de donación de órganos y de tener un sistema eficiente de distribución, muchos pacientes, no sólo aquí sinó alrededor del mundo, mueren esperando un transplante. Esta demanda abre la posibilidad de buscar transplantar órganos de otras especies afines al hombre. La primera especie que nos viene a la mente es el chimpancé, por tratarse de una especie muy similar anatómica, fisiológica y inmunológicamente hablando, pero su uso conlleva otros problemas: es una especie protegida, de difícil reproducción en cautividad, embarazo largo y poca descendencia -como nosotros- y con cierto rechazo social. 

La solución ha de pasar entonces por animales más lejanos en la escala filogenética (llamados especies discordantes) pero con una anatomía y fisiología similar a la del humano. Uno de estos animales: el cerdo. 

Las ventajas del cerdo son, además de la similitud anatómica y fisiológica; su reproducción (camadas abundantes), el bajo coste de mantenimiento y la aceptación por parte de la sociedad, ya que es un animal que actualmente se sacrifica para consumo humano.

La distancia evolutiva entre el cerdo y el hombre tiene dos caras, por un lado la posibilidad de xenozoonosis es decir, de introducir nuevas infecciones del animal al hombre, es menor que en primate, pero por otro, la probabilidad de rechazo del transplante aumenta. ¿Cómo solucionar este problema?

Nuestro sistema inmunitario está adaptado para distinguir entre los elementos propios del cuerpo y los ajenos. Tenemos células especializadas que se encargan de "rastrear la zona, patrullar el cuerpo" y ver que todo está en orden. Obviamente, un corazón de cerdo no es orden. En cuanto nuestro sistema inmunitario detecta los elementos extraños en la superficie de las células del corazón transplantado, activa una respuesta de ataque contra el órgano que puede llegar a producir la muerte del individuo en algunos casos.

Se han propuesto distintas estrategias para superar esta barrera inmunológica. Una pasa por deprimir el sistema inmune de la persona, pero no es una aproximación segura a largo plazo y a menudo conlleva efectos secundarios como la depleción de factores de coagulación. Un punto de vista más eficaz y selectivo es "camuflar" el órgano transplantado. En el caso del cerdo, la molécula que principalmente despierta la respuesta inmune es una proteína llamada galactosil transferasa. Los primates no presentan esta proteína y es por eso que despierta una respuesta inmune en nosotros. Cerdos knock-out para la galactosil transferasa (es decir, sin ella) conforman uno de los mayores avances en cuanto a xenotransplantes y si bien se ha conseguido disminuir la respuesta contra el órgano, nuestro complejo sistema inmunitario aún dispone de otros recursos para hacer frente a lo ajeno. Aunque esto nos sea de mucha utilidad en nuestra supervivencia, supone a día de hoy todavía un obstáculo para hacer de los xenotransplantes una realidad.

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