15 de abril de 2012

Indigestión marina

"En esto conocerás que yo soy Jehová: he aquí, yo heriré con la vara que tengo en mi mano el agua que está en el río, y se convertirá en sangre: 18 Y los peces que hay en el río morirán, y hederá el río, y tendrán asco los Egipcios de beber el agua del río. 19 Y Jehová dijo á Moisés: Di á Aarón: Toma tu vara, y extiende tu mano sobre las aguas de Egipto, sobre sus ríos, sobre sus arroyos y sobre sus estanques, y sobre todos sus depósitos de aguas, para que se conviertan en sangre, y haya sangre por toda la región de Egipto, así en los vasos de madera como en los de piedra."
 Éxodo  7: 14-25
Este episodio que describe el Éxodo como la primera plaga que asoló Egipto no sólo ocurrió entonces y por castigo divino, sino que aún se da hoy día. Se trata de mareas rojas y se deben a la presencia masiva de diferentes organismos fitoplanctónicos, entre los que destacan los dinoflagelados, microorganismos eucariotas unicelulares. Al formar parte del plancton marino son la base de la alimentación de muchos moluscos y crustáceos. 

Muchos dinoflagelados contienen pigmentos fotosintéticos, igual que plantas y algas. Los pigmentos varían del verde al rojo, de ahí que cuando hay una excesiva proliferación de estas microalgas, el agua se tiña en esas tonalidades.

Estas microalgas están presentes de forma natural en el agua en bajas concentraciones. De forma esporádica y estacional pasan por periodos de mucha proliferación. Estos episodios se dan por diversas causas: alta insolación, ausencia de precipitaciones y abundantes nutrientes en el medio, entre otras. Es un fenómeno natural aunque la presencia humana puede favorecerlo cuando los niveles de nutrientes en el medio acuático se elevan por el uso de fertilizantes u otros residuos que van a parar al mar.

Cuando estos minúsculos habitantes se multiplican de forma desorbitada provocan algo más que un cambio de color. Aunque sean beneficiosos para muchas especies marinas, pues suponen su principal alimento, algunas especies de dinoflagelados sintetizan toxinas que actúan sobre el sistema nervioso y muscular de los peces y crustáceos que los ingieren, a modo de mecanismo de defensa. 

Las toxinas también afectan a humanos, y su efecto puede variar de una alteración gastrointestinal (toxinas como el ácido okadaico, producida por Alexandrium tamarense) a la muerte, en el caso de toxinas paralizantes (Saxitoxina o Neotoxina, producidas por Alexandrium catenella). Por esta razón las administraciones públicas establecen protocolos para asegurar que estos productos llegan con garantías al consumidor. 

Las mareas rojas no se pueden evitar (tampoco se deberían querer evitar) ya que forman parte del ciclo de vida de otras especies marinas, pero se pueden tomar medidas para predecir su aparición, extensión y efectos nocivos sobre nuestra salud. Es importante conocer el origen del pescado que consumimos y que éste provenga de la pesca legal. Así aseguramos una pesca un poco más sostenible además de reducir la probabilidad de terminar con una digestión fatal. 

3 comentarios:

  1. Una excelente explicación científica a un acontecimiento de la biblia. Es la primera vez que veo una. Me ha gustado mucho.

    ResponderEliminar
  2. Dons aquest cas deu de ser el de Cala Tarida?.

    ResponderEliminar
  3. No estic al tanto, em pots donar alguna referència de lo de Cala Tarida?

    ResponderEliminar